Odio.
No como sustantivo. Como verbo en primera persona del singular.
Odio la belleza, lo que me gusta.
Resentido.
Odio el árbol que está a mi lado que ha dado flores más bellas.
Y no por eso.
Sino porque yo no di las mías,
cuando tenía ganas,
tenía la intención,
tenía las condiciones…
pero por algo que no entiendo
que no veo,
que no quiero ver,
ni siquiera en hoja he quedado.
Odio.
Y odio marchita único pimpollo
en única rama
que puja por florecer.