Ushhh genocidios, congelan el tiempo, nos dejan atónitos, heridos, indignados.
Aunque en el inconsciente colectivo del planeta los ubiquemos en algún lugar del pasado lejano, si no son juzgados ni enmendados ni reparados, se multiplican y continúan en otros presentes.
Mientras se nieguen oculten borren o ignoren, siguen doliendo en sus descendientes y en el espacio territorio donde se perpetraron.
En cuanto se reconozcan, reparen con justicia, trasciendan la impunidad de las décadas o siglos, podremos sanar nuestra identidad local, familiar y global.
De lo contrario, jirones de nuestra historia, magullones de nuestra libertad, blasfemias en la carne de nuestros ancestros -vivas en nuestro adn-, ultrajes a nuestra esencia espiritual vital, borramientos de la cultura que nos gestó, seguirán enfermando el tejido social y la vida que nos rodea.
Todos los genocidios se parecen.
*la población de americaoriginaria diezmada en 2 décadas a mediados del siglo XVI (60 millones de…
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