Si se pudiera enseñar a vivir,
a vestir una sonrisa,
si se pudiera explicar fríamente
los motivos eléctricos del disfrutar un baño caliente…
vos hubieras elegido otro camino.
Me diste gusto por las letras
gastando papel bajo la tinta,
esgrimiendo una lapicera con tu mano angulosa,
llevándome en un imposible viaje
en el exacto lugar de la mesa simple,
bañada de una tenue luz que el techo sangraba.
El aroma a madera,
a esa crema que usabas,
el ruido del silencio cayendo dulce
sobre tus palabras.
Eso sos vos….
sos vos en mi.
Me diste pasión por las tablas
regalando vida a mil personajes,
poniendo cuerpo,
increíblemente jóven,
a cada historia que debía ser contada.
Si hasta te regalaron una obra homenaje
sobre vos y el sentido de la vida,
quizá sin saber que ambos no pueden ser separados.
Sin querer instituirte en ejemplo
fuiste inspirando a muchos.
Te reinventaste
cuando más de la mitad de tus pasos habían sido andados.
Pensaste que tu vida tenía que tener otra cosa
y simplemente arriesgaste el cambio.
Con tropiezos, pruebas fallidas,
como todo sendero nuevo.
Y anduviste con tu sonrisa,
tu pelo despeinado,
tu frescura permanente,
hasta ser la Julia de aquella obra,
la vieja artista,
un faro en el parque.
Para mi sos Polola,
la que escribe,
la que actúa,
la que tiene humor irónico y ácido,
la que me sirve otro plato de comida ni bien acabo el primero,
con quien anduve en el parque,
en los pasajes,
la que me hacía sánguches al salir de la escuela…
Para mi sos Polola,
la abuela.
ahí están tus genes actorales, de escritor y narrador de cuentos…!